Comprarme un ecógrafo de mano fue una decisión que estuve meditando durante mucho tiempo hasta que en octubre de 2020 decidí invertir 2,447.83 € en el Butterfly iQ+, una sonda que intenté integrar en mi práctica clínica y con la cual pretendía aprender ecografía.
Han pasado casi dos años desde la adquisición y aunque me duela decirlo, la realidad es que no lo he aprovechado tanto como esperaba. Si hago memoria, probablemente no lo habré utilizado ni con cien pacientes.
Recientemente una compañera se ofreció a comprármelo y al principio estuve dudando, pero la oferta era interesante y vista la poca rentabilidad que le había sacado, decidí venderlo y recuperar parte de mi inversión.
Hoy quiero contarte cuáles han sido los motivos que me han llevado a tomar esta decisión. Si la ecografía es el presente y el futuro, ¿por qué he vendido mi ecógrafo?
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Portabilidad no es sinónimo de comodidad
Cuando me compré el ecógrafo, mi objetivo principal era utilizarlo en las guardias y llevarlo a todas partes. Entendí que portabilidad era sinónimo de comodidad, pero estaba equivocado.
Es cierto que la sonda me valía para explorar todo el cuerpo (mamas, tiroides y abdomen en mi caso) y que cabía perfectamente en el bolsillo de mi bata o chaqueta, pero había algunas cosas de las que solo pude darme cuenta cuando empecé a utilizarlo y que se me hicieron bola con el tiempo…
La limpieza del smartphone y el ecógrafo
En los videos promocionales queda cool ver como un médico saca su smartphone, le enchufa la sonda y se pone a hacer una ecografía, pero la realidad es discretamente diferente.
Hacer una exploración ecográfica y manipular el teléfono móvil sin que este último se ensuciara era difícil. Para muchos este punto resultaría irrelevante, pero para alguien como yo, que necesita tener su smartphone impoluto, suponía un problema.
Pillé el truco: colocaba un empapador sobre las piernas del paciente, me ponía un guante en la mano no dominante (para manejar la sonda) y con la dominante (sin guante) sujetaba y manipulaba el teléfono. Lo hacía con cuidado, pero habitualmente acababa limpiando mi iPhone de gel o incluso desinfectándolo con toallitas.
Una solución a este problema hubiese sido comprar una tablet exclusivamente para el ecógrafo, pero era un gasto adicional que no me apetecía asumir y me resultaría molesto llevar encima algo más que lo indispensable durante las guardias.
Al acabar la exploración, dejaba la sonda dentro del empapador y cuando terminaba de atender a los pacientes, me ponía a limpiarlo, lo que implicaba invertir más tiempo. Cuando el ecógrafo es tuyo y no del hospital te esmeras en dejarlo como los chorros del oro. Además, como a continuación iba a guardarlo en mi bolsillo, quería evitar llevarme conmigo todos los gérmenes de la población.
¡¿Dónde me he dejado el ecógrafo?!
Durante las guardias me muevo por todo el hospital: interconsultas en planta, consultas en diferentes boxes de Urgencias, sala de observación, sala de tratamientos, quirófanos, etc. No estoy sentado en una consulta esperando recibir a los pacientes, por lo que lo que el ecógrafo se venía conmigo a todas partes.
Esa se suponía que era su mayor bondad, pero a veces desencadenaba en un problema, los olvidos. Me faltan dedos de las manos para contar las veces que me ha dado un vuelco al corazón porque no encontraba el ecógrafo. ¡¿Dónde me lo he dejado?!
Tener que estar pendiente de su integridad durante toda la guardia era una preocupación añadida que me resultaba engorrosa.
Empezar la casa por el tejado
Primero aprende y haz ecografías, y luego ya te comprarás un ecógrafo.
Esta frase no es mía, es una recomendación que me dio un compañero radiólogo. Era la secuencia más lógica, pero mentiría si dijese que la seguí a rajatabla.
Solicité un mes de rotación por la sección de Radiología para aprender nociones básicas sobre ecografía abdominal. Allí aprendí, entre otros, a mover la sonda por el abdomen y a ser estructurado en mi exploración. De este breve periodo de tiempo salí motivado y con ganas de seguir avanzando en este campo, pero como en cualquier aprendizaje, lo que no se practica se olvida.
Hay especialidades como Medicina Interna o Cardiología donde la ecografía ya está instaurada en la práctica clínica habitual, pero en Cirugía General todavía hay mucho camino por recorrer. En mi servicio, por ejemplo, solamente se realizan ecografías anorrectales y en contadas ocasiones, de mama y tiroides. No disponemos de un ecógrafo en planta y es todavía menos frecuente utilizarlo en el abdomen. Por este motivo, una vez finalicé mi rotatorio vi que no tenía ninguna referencia en mi día a día. ¿De quién continuo aprendiendo entonces? No todo está en los libros y tampoco puedo estar pidiendo rotatorios eternamente en Radiología.
Tenía pensado realizar algún curso, pero siempre puse por delante mi especialidad. La formación en ecografía la fui posponiendo, por lo que mis conocimientos eran vagos y mi aprendizaje se basaba en comparar las conclusiones de mis ecografías con los informes de los radiólogos, lo que se quedaba muy corto.
La falta de tiempo
La falta de tiempo fue el factor más determinante de todos. En las guardias de cirugía no paramos. El residente asume la carga asistencial y difícilmente tenemos tiempo que perder. Y cuando hay tanto trabajo por delante, lo último en lo que piensas es en pararte a hacer una ecografía. Lo prioritario es atender a todos los pacientes.
Me compré el ecógrafo para aprender con él y utilizarlo como una herramienta más en mi práctica clínica, pero debido a mi falta de formación nunca fue un instrumento crucial en la toma de decisiones.
Como no me solucionaba nada, terminaba por no utilizarlo. ¡A veces ni siquiera lo sacaba de la taquilla! Siempre ponía excusas: «hoy ha quedado mucho para operar», «hoy es lunes», «no le queda mucha batería»…
Con el tiempo empecé a utilizar de vez en cuando un nuevo ecógrafo que compraron en Urgencias. Curiosamente, con este no ponía tantas excusas y me ahorraba todas las preocupaciones mencionadas arriba.
La nube del Butterfly iQ+
Creo firmemente que ahora mismo, si atendemos a la relación calidad/precio, el mejor ecógrafo de mano del mercado es el Butterfly iQ+. Poder hacer ecografías de todo el cuerpo con una sola sonda es un puntazo, constantemente están actualizando el software y se nota que Butterfly Network se preocupa por su juguete.
Ahora bien, hablemos del tema de la suscripción a la nube, obligatoria solo durante el primer año. No subía fotos en ella y tampoco me resultaban necesarias las funciones complementarias que añadía al ecógrafo, así que decidí no seguir pagándola.
Desde entones, quedó deshabilitada la función de guardar las imágenes que realizaba (ni siquiera en mi teléfono móvil). Es algo que ya sabía que iba a pasar, pero que me daba mucha rabia. Me gusta compartir lo que hago y me veía obligado a hacer capturas de pantalla de las imágenes congeladas. ¿De verdad había pagado más de 2000€ para esto?
Configuré que con dos toques en la parte trasera del iPhone se capturase la pantalla, pero me seguía frustrando. Y que me apareciese el anuncio invitándome a pagar todavía más.
¿Recomendaría un ecógrafo de mano?
Sigo pensando que la ecografía es una disciplina valiosa para la gran mayoría de especialidades, sobre todo con el enfoque POCUS tan de moda estos últimos años.
A medida que se vaya democratizando y abaratándose (más si cabe) el acceso a estos dispositivos los iremos viendo más y más en nuestros centros y se volverán imprescindibles para cualquier profesional. Estoy seguro que será una revolución similar a la que ocurrió hace más de 200 años con Renne Laënnec y el fonendoscopio.
Pero actualmente, con la inversión de dinero que supone, recomendaría meditar muy bien su compra. Espero que mi experiencia te haga repensártelo antes de lanzarte y decidir con todas las cartas sobre la mesa.
Tras mi experiencia, estas serían las situaciones en las que recomendaría su compra:
- Si ya sabes de ecografía y su uso va a ser decisivo en la toma de decisiones en tu práctica clínica.
- Si quieres aprender y tu ritmo laboral es pausado y te permite invertir tiempo en hacer ecografías.
- Si tienes una consulta fija y no estás moviéndote de un lado a otro. Mucho más, si tienes una auxiliar de enfermería que pueda encargarse de su mantenimiento.
¿Estás pensando en comprarte un ecógrafo? Si con esta entrada te siguen asaltando las dudas, ¡no dudes en utilizar la sección de comentarios para preguntar!
Gran reseña y un punto de vista favorable antes de la compra, lo agradezco mucho. En tanto a la calidad de imagen ¿Que tan buena es? ¿Útil para los diversos modos que ofrece/para el diagnóstico clínicoy de trauma?
La calidad de imagen es buena, aunque está claro que nunca será similar a la de un ecógrafo tradicional de 30.000€. Ahora bien, comentándolo con un compañero cardiólogo, sí es parecida a la de otros ecógrafos de la competencia como el Lumify.
Como cirujano general nunca no lo he probado en traumatología, pero sé que algunos traumatólogos lo utilizan para la medicina privada. El ecógrafo ofrece diferentes ajustes predeterminados, entre los que se encuentra el de musculoesquelético.
Si quieres ver como se ve en trauma, pásate por el canal oficial de YouTube, en el cual tienen muchos videos de muestra:
https://www.youtube.com/c/ButterflyNetwork/videos
¡Un saludo y gracias por leer el blog!
Saludos desde Ecuador 🇪🇨
Muchas gracias
De que especialidad es la persona a quien se la vendió?