El pase de visita es una tarea habitual para los médicos que trabajan en un hospital. Los especialistas entran sucesivamente en las habitaciones de los pacientes que tienen asignados para realizarles una breve anamnesis y una exploración física guiada. De este modo, se hacen una idea de su evolución y proponen un plan. Todo lo que escuchen, observen y realicen, deberán transcribirlo posteriormente en la historia clínica electrónica.
En una consulta es más cómoda esta transcripción porque puedes teclear al tiempo que el paciente se explica y/o dejar unos minutos al final de cada consulta para organizarte. Sin embargo, durante un pase de visita (que puede implicar recorrerte el hospital de punta a punta) tendrás que tomar anotaciones con papel y bolígrafo para después transcribirlas a la historia mediante un ordenador conectado a la intranet del hospital.
Este trámite es la parte más tediosa del proceso asistencial y la que más tiempo acaba consumiendo. Los cirujanos invertimos gran parte de nuestra actividad asistencial en quirófano, pero no estamos exentos de pasar visita, tanto a los pacientes postoperados como a los que únicamente necesitan tratamiento médico. Y precisamente en uno de esos pases interminables fue cuando me pregunté lo siguiente: ¿existe alguna forma de ser más eficientes?
Al igual que con la gestión de mis guardias, hoy te explicaré el método que utilizo para facilitarme el trabajo y ahorrar tiempo en planta. ¡Vamos a ello!
¿Por qué cambiar de método?
Tras visitar a un paciente y salir de la habitación, escribo rápidamente lo que necesito recordar y prosigo con el siguiente. Si el pase lo hago junto con otros compañeros, durante la misma anamnesis o exploración física (en caso de que la realicen ellos), también anoto información relevante. Ahora bien, esto último intento evitarlo porque queda poco profesional y los pacientes tienen la sensación de que no les presto atención.
Cuando el pase es corto no suelo tener problema, pero si tengo que visitar muchos pacientes esas anotaciones son indispensables. De lo contrario, cuando me toca transcribirlas en la historia soy incapaz de recordar todo lo que me han dicho o peor todavía, quién me lo ha dicho. ¿El 3.1 tenía tránsito intestinal? ¿El 5.1 estaba distendido o era el 6.1? Siempre queda el comodín de ver las anotaciones de enfermería o volver a preguntarle al paciente, pero lo primero no siempre es útil y lo segundo te hace perder tiempo y queda mal. Y por supuesto, inventarse los evolutivos no es una opción, que te conozco.
El papel y el bolígrafo se convierten en nuestros aliados. Así es como a todos nos han enseñado y como todo el mundo que conozco lo hace. Entonces, ¿qué problema le veo? Te los voy a enumerar:
- Necesito un bolígrafo. Sabes perfectamente que cuanto más necesitas un bolígrafo, menos lo encuentras. De repente nadie tiene uno o no quieren dejártelo.
- Necesito un papel. En mi servicio y en otros en los que he rotado, se utiliza el listado de pacientes que te imprime por defecto el sistema de gestión, lo que implica frecuentemente tener un listado con poco espacio para las anotaciones.
- Necesito una superficie. Si tienes que escribir, inevitablemente necesitarás una superficie para apoyarte. Yo siempre acabo llevando una caja de guantes conmigo, pero la voy perdiendo en las diferentes habitaciones a las que entro. ¡Un sinvivir!
- Es tremendamente lento. Utilizando un teclado quintuplico el número de palabras por minuto que soy capaz de escribir.
- A veces no entiendo mi letra. Termino de pasar visita a 10 pacientes y cuando me propongo leer esas anotaciones escritas con letra rápida y desganada, no las entiendo. Tengo una letra bonita, pero durante el pase de visita solo produzco garabatos indescifrables.
- Pierdo las anotaciones. Durante el pase visitas vas poniéndote y quitándote guantes para las exploraciones, por lo que a menudo olvido mis papeles en las habitaciones. Si te acuerdas tras de salir de una habitación no hay problema, pero si es más tarde y no recuerdas donde los has dejado o es en la otra punta del hospital, tienes un problema.
Escribir a mano cada vez me produce más pereza y lo evito en la medida de lo posible. Entonces, ¿qué solución propongo?
Mi método: smartphone + dictado
La transcripción automática de voz a texto hace tiempo que existe, pero su popularización ha llegado con los smartphones. Hace unos años necesitabas un programa específico de reconocimiento de voz en un ordenador de sobremesa que entrenabas previamente. Hoy en día tu dispositivo móvil es tu mejor aliado en este sentido.
No usamos más el dictado porque no estamos acostumbrados, pero su potencial es enorme. En algunas especialidades como Radiología es la norma y les ahorra muchísimo tiempo.
Mi pregunta es, ¿por qué no utilizarlo en nuestro día a día para el pase de visita? Tal vez en algunas especialidades donde la anamnesis sea más extensa, como Psiquiatría, no resulte fácil de implementar. Pero en Cirugía General, unas anotaciones de un pase de visita podrían resumirse en los siguientes puntos:
- Estado general e incidencias nocturnas.
- Tolerancia oral y tránsito intestinal.
- Dolor abdominal espontáneo y movilización.
- Exploración fisica, estado de las heridas y drenajes.
- Pruebas complementarias a pedir y cambios en el plan.
Hay momentos en los que inevitablemente seguiré utilizando un bolígrafo, como rellenar peticiones que todavía no se han digitalizado en mi hospital. Pero para tomar anotaciones existen formas más eficientes.
¿Cómo aprovecho el dictado?
Utilizo la herramienta de dictado de mi iPhone. Si la has probado, sabrás que el nivel de precisión que ha llegado a alcanzar es muy bueno. Desconozco cómo será actualmente Android en este aspecto, pero estoy seguro que los resultados serán similares porque hace unos años ya eran muy buenos.
Con abrir el teclado en cualquier aplicación que tenga un campo de texto puedo empezar a dictar. Al salir de cada habitación, me apartado unos segundos a un lado y dicto el número de la habitación y las anotaciones que necesito recordar del paciente.
Antes utilizaba la aplicación Notas por su sencillez. Sin embargo, actualmente utilizo WhatsApp. A continuación te muestro dos ejemplos de ello.
Puedes simplemente utilizar el dictado para tomar las anotaciones y transcribirlo luego. Es lo que hacía al principio cuando utilizaba la aplicación de Notas. Sin embargo, el motivo de utilizar actualmente WhatsApp es porque voy un paso más allá.
En WhatsApp tengo un grupo llamado Notas Personales en el que solamente estoy yo (esto se hace creando un grupo con otra persona y eliminándola luego). Lo utilizo para verter la información diaria de uso temporal que necesito recordar. Es como mi bloc de notas rápidas.
¿Qué ventajas me aporta respecto a la aplicación Notas? Pues la gracia es poder utilizar WhatsApp Web. Cuando te sientes a escribir en un ordenador del hospital, simplemente conectas la aplicación con el código QR y tienes al abasto todas tus notas. Es la forma más rápida que he encontrado de pasar un texto del móvil a cualquier ordenador del hospital.

Por último, aunque es cierto que este método me ahorra mucho tiempo, lo utilizo principalmente cuando hago el pase de visita solo. Si lo utilizas acompañado, especialmente si eres residentes y vas con adjuntos, no entenderán qué pretendes hacer.
Conclusión
El dictado es una herramienta al alcance de todo el mundo, basta con sacar el smartphone de tu bolsillo.
Tal vez no encaje en tu práctica diaria, pero estoy seguro que la transcripción automática de voz a texto tiene cabida en alguna parte de tu trabajo. Siéntete libre de integrarla de la forma que consideres oportuna.
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